
Claro que sé que soy egoísta, pero eso es lo mejor de mí. Mi egoísmo es lo que te mata y a la vez te hace vivir. Malvivir, pero en cierta forma, similar a lo que haces en mí, te renuevas con cada acción mía, cada gesto egoísta, cada rechazo egoísta, cada beso egoísta.
No soy romántico, pero ya tu tampoco. Yo dejé de soñar y creer cuando sentí la realidad embriagante del poder que me da el ser invulnerable, de estar viviendo siempre en la muerte. No es que todo vampiro sea seco, insensible y sádico. Claramente existen otros algo más implacables, más duros y también conozco algunos con mayor debilidad y quizás como me dices tú, con sentimientos.
Te digo todo esto porque no nos queda más tiempo. No te queda más tiempo conmigo porque yo quiero tu último momento. Porque contrario a todo lo que te he demostrado y dicho, hoy te escribo para protegerte, para advertirte que no podremos vernos de nuevo, que no será posible un nuevo encuentro entre nosotros.
No esperes nada más de mí. Huye. Escóndete lo mejor que puedas. No hables con nadie y lo más importante no dudes de mí.
Soy todo eso que sabes y más. Soy todo lo que niegas y más. No siento remordimientos, no tengo escrúpulos. Mis valores no existen, sólo hay uno y es el sufrimiento. No sufro y lo sabes. El sufrimiento que me mueve es el ajeno. Quiero poseerte, quiero amarte como amo yo, quiero matarte.
Deliro imaginando cómo te derramas sobre mi boca, cómo te desangro y cómo te enfrías en mis brazos. Te deseo tanto que ya no soportaré las ganas y no podré contenerme cuando te vuelva a morder, cuando te tenga desnuda de nuevo, cuando te haga el amor otra vez.
Huye. Vive. Ama. Yo volveré a mi eterna noche, a sentir sangre nueva. Volveré a probar y volveré a matar. Volveré a calentar mi oscuridad con nuevos seres y trataré de no pensarte.
Huye y hazlo bien. Si te llego a encontrar, si llego a saber de ti o si me llegas a buscar, te mataré y te disfrutaré tan intensamente que no dejaré parte intacta en tu cuerpo. Huye y olvídame. El deseo que siento por tu sangre, por tu piel, por lo que eres, por consumir tu vida, me está consumiendo a mí y no quiero dejarme dominar por estas ansias, quiero darte una oportunidad, una que quizás tuve y no consideré suficiente y responsablemente.
Huye y vive. Huye del frío. Déjame a mí el frío que me cansa, el frío que sólo tu sangre espanta. Huye y ódiame. Huye y ámame.
Huye mientras yo vivo de nuevo con estas ganas de matarte que me matan por dentro.
2 Response to "El frío me cansa, tu sangre no."
muy muy a la onda de crepusculo jajajaja pero me gusto mucho... de verdad que si, muy bueno... Erika
de todos creo que este es mi preferidoo !
Publicar un comentario