Nunca sabrás
cómo lo siento,
ya ocultando
estoy experto,
y es que de
tanto estar expuesto,
me he caído
y levantado
como lo hice
un día por ti.
Nuestro momento no fue el mejor,
aún recuerdo
tu rencor,
y por más
que yo te amara,
aún a costa
de mi alma,
no podías verlo
y ya lo sé.
Entenderás
que no te extraño y no te siento,
aunque al pensarte sí hay amor.
descubrirás que
si me buscas no me encuentras,
porque ha
cambiado hasta mi olor.
que...
14 de Febrero


Sabías al abrazarme aquella noche antes de irte
que me sembrabas la angustia por volverte a ver
y luego de dos semanas sin saber cómo hablarte
con la peor de las excusas por fin me atreví a invitarte
en la noche más imprudente y romántica
desde la cual no pude dejar de pensarte
de quererte y de soñarte
de esperarte y de encontrarte
Hoy se me antoja imaginar que estamos juntos todavía
que nunca me pediste que te diera aquel espacio
que nunca me dijiste que...
Publicado por
Rodney Gardie
Si me dejas



Como cualquier
otra ama de casa de su urbanización, mientras disfrutaba de la cola diaria para
pagar en el supermercado, ella no pudo evitar escuchar lo que hablaban dos
señoras delante de ella. En efecto, en esta oportunidad no tuvo que recurrir a
las poses falsas que acostumbraba para acercar sus oídos a las conversaciones
ajenas, sino que las risas y el descaro de aquellas mujeres hacían todo el
trabajo por ella. Total que destruían al yerno de una de ellas,...

Publicado por
Rodney Gardie
Sólo Sueños (Daniela III)



Habían pasado más de dos meses y lo único constante en su día a día eran los sueños, la mayoría de los cuales eran perturbadores y tristes. Aún no tenía idea de lo que había pasado aquella noche en que murió su padre, sin embargo, estaba convencida de que había tenido algo que ver con su asesinato y eso la mantenía aterrada en silencio. Estaba medicada para mantenerse dormida el mayor tiempo posible, así que cuando no estaba durmiendo tampoco se podía decir que...
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Rodney Gardie
Despertar (Daniela II)



Apenas amaneció y ya sentía retumbar en su cabeza cada ruido de los carros en la calle. No podía abrir los ojos y también sentía dolores en el resto del cuerpo, como cuando a los 19 años volvió a casa después de un fin de semana de rafting en Barinas con el primer novio que le había presentado a su padre, el más loco de todos y que siempre la arrastraba a esos retos imposibles para su metro sesenta de flojera y debilidad extremas. Pensó que aquel dolor era por la...
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Rodney Gardie
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