Victoria


Lunes 17 de Mayo
En realidad hoy es viernes 21, pero comienzo a escribir este diario tomando como referencia el día en que descubrí el primer tumor en mi seno derecho, palpándome mientras me bañaba. Como el tema del cáncer me ha afectado tanto, mi psicólogo me recomendó que escribiera un diario con lo que siento, con lo que pienso, principalmente para lograr desahogarme porque a pesar de que reconozco que soy en extremo comunicativa, me cuesta hablar sobre lo que realmente me importa y me afecta, lo cual en estos casos es muy negativo. Así que como necesito tener el cuerpo y la mente lo más ligeros posibles, preparados, siempre preparados, escribo.
Hoy espero la respuesta, el diagnóstico de la primera biopsia. Según muestran la mamografía, la tomografía axial y la resonancia magnética, parece que el problema está limitado al lado derecho del cuerpo. El doctor me dijo que no me angustiara hasta que tengamos confirmación de qué se trata, pero yo no puedo dejar de imaginar que tengo cáncer y por más que trato de no pensar en esto, siempre vuelvo a la idea de que me voy a morir pronto.
Mantengo la calma aunque por dentro estoy destrozada en llanto y hasta gritos, pero mi desespero no puedo transmitírselo a mis hijos, no quiero. Mi esposo me habla y yo veo sus labios moverse pero no escucho nada de lo que me ha dicho en estos tres días. Estoy aturdida, estoy cagada, quiero estar con mi familia día y noche pero creo que no puedo controlarme y temo explotar en llanto frente a todos.
Mi bebé de tres años, mi Daniel Alejandro, seguro me extrañará al principio, pero luego seré un cuento y unas fotos, una madre muerta y no recordará que lo quise con toda el alma y que lamento demasiado no poder verlo crecer y hacerse un hombre bello, loco y feliz, como ha sido estos primeros años, en que me ha hecho reír en secreto al ver las loqueras que dice y las ocurrencias que tiene siempre. Tengo miedo por él, pero sé que mi hermana querida no lo dejará solo y mi esposo siempre estará para él.
Mi hija mayor es mi mayor orgullo y también mi mayor preocupación, Victoria, como yo y como mi madre, es una niña hermosa e inteligente y la amo muchísimo. Me duele estarle haciendo lo que mi madre me hizo a mí cuando era apenas un año mayor que ella. Vicky tiene diez años y, si yo llego a morirme, estará hasta más sola que lo que pude estar yo cuando perdí a mi mamá. No quiero que lo que recuerde de mí sea a una mujer enferma, desecha y con incontables corridas en ambulancia, siempre hospitalizada y con la sonrisa forzada que nunca logra esconder el sufrimiento del dolor y la agonía. No quiero que mi hija tenga que tomarme el pulso cada vez temiendo que haya muerto en lugar de estar dormida. Pienso mucho en ella y no quiero que tenga esa imagen de mí, quiero que recuerde todo lo divertidas que somos juntas y cuánto la he querido y apoyado en todo, con su escuela, su flamenco y hasta su afición por el kárate, aunque nunca entienda cómo le gusta eso de estar peleando siempre y me angustie cuando la veo en los torneos, tan flaquita y tan frágil, pero tán enérgica y decidida. La amo y siempre pienso en ella, no sólo ahora.
Lo cierto es que siento que tengo todos los números para esta estúpida rifa: soy mujer, mayor de cuarenta años, mi primera regla me vino muy temprano, tuve mi primera hija después de los treinta y, lo peor, mi madre murió por la metástasis de un cáncer de senos. No sé cómo pude descuidarme así, pero desde que quedé en estado de Daniel no me había vuelto a hacer una mamografía. Hoy sé que tengo un tumor en mi seno derecho que mide casi dos centímetros y, que lo que me siento al tocarme, son también lesiones pero en los ganglios axilares. 
Esperaré, pero hoy amanecí tan nerviosa que tuve que escribir para no volverme loca.

Viernes 28 de Mayo
Hace una semana que soy oficialmente una paciente con cáncer. Hoy he decidido retomar esto y me derrumbo de nuevo al leerme en mi primer escrito temerosa por lo que podría tener y hoy comprobar que efectivamente lo tengo. Siento mucho miedo de que mi temor a la muerte también se cumpla así haga lo que haga, aunque cumpla con todos los tratamientos que mencionó el doctor y sea la mejor paciente del mundo. Tengo miedo y sé que debo hacer todo para curarme pero no quiero vivir lo que mi mamá vivió, no quiero que mis hijos me vean morir.
No tengo fuerzas para escribir lo que me pasa, trato y me duele demasiado todo esto. Sé que hoy estoy entera pero mi temor es cómo me llegaré a poner y cuánto afecte esto a mis bebés.
Me operarán y retirarán todo lo que esté comprometido por las células cancerígenas. Tendré que esperar para reconstruir el seno y el doctor dice que debería operarme entonces ambos para que quede bella y no se noten diferencias. Le dije que la gravedad y los años no me importan, que quería vivir, que no me preocupaba mi aspecto siempre que me quitara ese veneno del cuerpo. Pero hoy vi en internet fotos de mujeres deformes por las mastectomías y por primera vez en la vida entendí que amaba mis senos, que había tenido una suerte increíble al tener dos senos tan firmes y hermosos, incluso a mi edad. Sé que mi apariencia me importa y que querré tener de nuevo mi figura bien, aunque sea con senos falsos, pero igual más me importa estar, más me importa vivir. Todo será un proceso y Dios quiera que llegue ese día donde sólo me preocupe por la apariencia de mis tetas.
Me hablaron de cirugía, quimioterapia y radioterapia. Me tocará todo y aunque me nombraron porcentajes y tiempos, no puedo aferrarme a cifras y probabilidades, sólo me agarro de una idea y de mi fe: quiero vivir.

Lunes 27 de Septiembre
Hoy vuelvo a escribir, ya libre de tratamientos, pero contenta porque al menos en las imágenes que tomaron en la mañana, no tengo rastros de cáncer en mi cuerpo. Hace falta el reporte definitivo del radiólogo y el oncólogo pero yo estoy muy optimista, tengo que estarlo. Si todo marcha bien, quiero colocarme la prótesis dentro de tres meses. No se trata de miedo sino de respeto, de ser precavida y de sanar cada herida. Además, quiero disfrutar y asimilar toda la experiencia de una nueva apariencia, no quiero que la situación me imponga eso también, prefiero esperar a estar segura.
Casi no hablo de mi enfermedad porque espero ya no tenerla y no escribí más en este diario porque sentí que debía superar mi limitación, que si iba a luchar contra algo tan grande como el cáncer debía ser capaz de reponerme a mis miedos y mis complejos y expresarme. Siento que he sido tan franca y clara con mis hijos y con mi esposo, que creo que hasta a veces me he excedido, pero prefiero haberme pasado que haberme guardado algo. Entonces hoy quise dejar constancia de mis logros, del agradecimiento que le tengo a Dios por haberme enseñado tantas cosas en este camino, de haber podido asumir el cáncer como un reto y una vía para aprender y crecer, para valorar aún más a mi familia y para saber que no somos invencibles, para aprender a confiar y a no temer.
Gracias a este doloroso pero enriquecedor trayecto, he podido comprender también que estaba muy equivocada en mi forma de ver mi relación de pareja. Hoy sé que no debo “tolerar” faltas y que debo aportar y entregarme como cuando amaba sin miedos y sin compromisos. Hoy entiendo que soy madre y que soy también mujer, que nunca debí olvidarme de sentir y que tenía un hombre a mi lado que realmente me amaba y que se estaba cansando ya de pedirme atención y reciprocidad. El haberme abierto a comunicarme con todo, hizo que también escuchara con el corazón y comprender que lo que los otros necesitan no es lo que yo puedo creer que necesitan, sino lo que realmente quieren y que para conocerlos debo escuchar sin complejos y sin miedos.
Hasta mi país se está empezando a curar, apenas hace unas horas dieron los resultados de las elecciones parlamentarias y me dio una alegría inmensa ver que mi gente está teniendo mayor conciencia sobre lo dañino que resulta que haya una sola persona y un sólo pensamiento para todo, que hace falta diversidad y que la mayor riqueza se tiene cuando se permite la expresión de cada ser humano, desde su propia forma de ver, entender y querer la vida.
He amado a mis hijos como nunca creí que se podía amar y siempre los he incentivado a que se atrevan a vivir lo que quieran, a que decidan por ellos mismos qué es lo que quieren y quiero ver que lo puedan hacer, por eso me alegro porque se esté abriendo un camino diferente en la política, que al final termina afectándolo todo.
Creo que mis hijos están bien, al menos más tranquilos y ya no sienten que hay un peligro inminente sobre su madre. La mayor parte del tiempo mi hija me ve y sé que piensa que estoy algo loca, pero le seguiré explicando que la vida no es para vivirla con miedos, sino que a lo que realmente hay que temerle es a no vivirla.

4 Response to "Victoria"

Anónimo dijo...

Excelente historia...

Rodney, me parece realmente estupendo que hayas relatado la importancia para toda persona que vive una pérdida de esta trascendencia el permitirse contactar con ese dolor (y todas las fantasías asociadas al mismo) para elaborar esa situación y poder afrontar la realidad con una nueva sabiduría y crecimiento personal. Ni hablar del paralelismo al que haces alusión posteriormente...

Sigue quemandote con tus cuentos, pero publícalos por favor

Rodney Gardie dijo...

Gracias!
Yo sólo escribo, las historias están ahí, entre nosotros y muchas veces en uno mismo. En esta oportunidad surge de la profunda admiración que siento por mujeres ejemplo de fortaleza, valentía y amor.
Saludos,
Rodney Gardie
"Cuentero Quemao"

Anónimo dijo...

Qué palabras tan bien conjugadas... Muy buen planteamiento, muy buen relato y además está muy bien contado. Conmueve y es altamente reflexivo... Sincillamente, encantado... Te felicito

Fred dijo...

Bien terminado Rod!

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