No eran aún ni las ocho de la mañana cuando Ricardo interrumpió su rutina de comienzo de día (baño, ropa, cabello, perfume y comida antes de ir a su trabajo en el Banco Continental) para contestar el teléfono de su casa.
Que fuera su hermana quien estuviera llamando no le pareció demasiado extraño, pues solía hacerlo los días que no dormía en la casa debido a sus acostumbradas guardias en el Centro Médico del Norte de la ciudad. Lo que sí le llamó la atención fue que ella apenas después de saludar lo inquiriera sin siquiera escuchar su respuesta diciéndole: – Menos mal que no te habías ido al trabajo, porque quería hablar contigo. –
Él no intuyó nada. No podía remotamente imaginar que su hermana le estaría llamando a él para decirle algo a esa hora de un lunes y aún menos si consideraba que apenas se cruzaban palabra cuando coincidían en la casa. Todo resultó ser raro, sorpresivo y definitivo en aquella llamada telefónica:
Rebeca: - ¡Aló!
Ricardo: - ¡Aló!
Rebeca: - ¿Ricardo? Hola, es Rebe.
Ricardo: - Hey ¿Qué más? ¿?
Rebeca: - Menos mal que no te habías ido al trabajo, porque quería hablar contigo
Ricardo: - Ajá, dime…
Rebeca: - Es que no sé si ya te enteraste que tu amigo Juan Carlos se murió esta madrugada.
Ricardo: - ¿Qué es eso? Si le iban a hacer una punción para una biopsia de un tumor o algo que tiene en el hígado, no lo iban a operar ni nada. ¿Cómo que se murió?
Rebeca: - Claro, le hicieron la punción ayer en la tarde pero como no tenía casi defensas por el SIDA, se complicó en la madrugada y se murió.
Ricardo: - ¿Cómo que SIDA? ¿Lo que tenía no era un problema en el hígado?
Rebeca: - Sí, tenía un tumor, quizás por su condición de inmunodeficiencia, pero lo grave era que el conteo de linfocitos era casi nulo, no tenía nada de defensas…
Ricardo: - ¡No puede ser! ¿Y su mamá? ¿Has hablado con ella?
Rebeca: - Esta mañana no, pero en la madrugada sí, porque como yo estaba de guardia fue a mí a quien llamaron cuando Juan Carlos se sintió mal.
Ricardo: - No sabía nada de eso…
Rebeca: - Bueno, por eso te llamaba, para que supieras… Como era tu amigo y vi a la mamá allí solita en ese momento, quise decírtelo para que la llamaras o pasaras por la funeraria o como sea que vayan a resolver…
Ricardo: - ¿Qué te parece? No puedo creerlo.
Rebeca: - Sí, que chimbo vale… bueno, te dejo porque tengo que hacer las rondas de la mañana y tengo varios pacientes de post-operatorio y una vieja que me tiene podrida con su quejadera, y eso que apenas le operaron unas várices y hace ya cuatro días…
Ricardo: - Ok… Chao y gracias por llamar Rebe…
Rebeca: - Chao Ricky
Allí estaba Ricardo, en el balcón de su casa, de pie aún con el teléfono en la mano y con los ojos a punto de derramárseles. Por un momento dudó de que aquello hubiera pasado. No podía creer que acabara de recibir una llamada de su propia hermana para decirle que su novio había muerto.
Así que su amigo Juan Carlos era realmente su novio Juan Carlos y nadie en su entorno sabía nada de eso. Fue un golpe muy fuerte para un joven bastante inocente de apenas 22 años. ¿Cómo debía reaccionar ante aquella noticia? Se sintió tan desubicado, sin piso, no sabía qué hacer. Quería hablar y no sabía qué podía decir. No era abiertamente gay y eso siempre le impedía demostrar sus sentimientos. Apenas comenzaba a sentir esa soledad y angustia de perder a alguien que amaba y ya estaba pensando en cómo iba a hacer para que no se le notara que su alma se le quebraba por dentro de su pecho y que le robaba el habla, el hambre y todas las ganas de siquiera caminar.
Sólo pudo llamar a su amiga Anna, ella era la única a quien le había confesado su secreto y la única que conocía a su novio, al menos como su novio, porque para el resto, ellos sólo eran amigos, de esos buenos amigos que se la pasan juntos y que uno imagina robándole el corazón a incontables muchachas en discotecas y bares. Y es que realmente no parecían gays. No tenían aquellos modismos que obligatoriamente debían tener todos los homosexuales y por lo tanto estos dos muchachos debían ser hombres, muy hombres.
Además, eran tipos hermosos, Juan Carlos tenía 26 años de edad y similar cantidad de enamoradas en el Banco. Su compañero de trabajo y mejor amigo, Ricardo, era un poco menor pero era más alto que su amigo, así que lucían bastante contemporáneos y era apenas normal que fuesen panas y se les viera juntos en todas partes.
Sin embargo, Ricardo y Juan Carlos se querían más de lo que podían llegar a quererse muchas parejas heterosexuales en aquel grupo de jóvenes pichones de gerentes de mercadeo de ese gran banco trasnacional. Tenían una relación muy armónica, apenas habían discutido por celos tontos en un par de oportunidades y siempre terminaban riendo y besándose, como si no hubiese nada mejor en todo el mundo que sentir el calor y el cariño del otro.
Sentado ahora en el mismo balcón, mientras esperaba que llegase su amiga Anna para derrumbarse y llorar como nunca lo había hecho antes, Ricardo pensó en el primer momento en que Juan Carlos le sonrió con aquella cara increíble de modelo de publicidad pero con la picardía y complicidad de la sonrisa que grita: ME ENCANTAS CHAMITO. Y allí se quedó, sin pensar, porque no podía, con los ojos cerrados, sólo sintiendo una y otra vez cada sonrisa que le regaló su primer gran amor durante los diecinueve meses que estuvieron juntos.
4 Response to "La Sonrisa Eterna - 1"
Quentero quemao, eres lo máximo me encantan tus historias, las vivo como ellos mi corazón puede sentir lo que se vive en esas historias, es lo que hace un buen escritor, que su historia sea vivida con el lector, además de ésta la de 'amor masticado' fue genial, y la de 'victoria' una historia para pensar, para saber que aun cuando quieres terminar con tu vida siempre habrá un pequeño detalle que te hará cambiar de opinión, y el amor de una madre es más grande y fuerte que cualquier cosa en este mundo.
Solo voy por la primera parte de la 'sonrisa eterna', y me faltan siete no? de seguro serán tan perfectas como las que eh leído, no había tenido la oportunidad de visitar tu blog, a partir de ahora soy un fans de tus escritos. saludos. :)
GRACIAS!!!!!!!!!!! Qué bueno qu ete guste lo que escribo.... La Sonrisa Eterna es una "Novela Corta" de sólo 20 partes... :-)
y tu nombre?
Saludos!
Rodney
Que bonita historia... gracias por regalarnosla este día...
GRACIAS! Q bien q te gustó... aunque yo la siento tan fea y triste... espero q te gusten las siguientes partes... Saludos! :-)
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