Despertar (Daniela II)




Apenas amaneció y ya sentía retumbar en su cabeza cada ruido de los carros en la calle. No podía abrir los ojos y también sentía dolores en el resto del cuerpo, como cuando a los 19 años volvió a casa después de un fin de semana de rafting en Barinas con el primer novio que le había presentado a su padre, el más loco de todos y que siempre la arrastraba a esos retos imposibles para su metro sesenta de flojera y debilidad extremas. Pensó que aquel dolor era por la mala postura de la noche, porque no había despertado en la cama sino en el suelo de la sala. Tardó unos minutos en incorporarse pero aún no podía abrir del todo sus ojos, pensó que algo le había causado una alergia o que hasta tenía una conjuntivitis porque sentía un pegoste tieso en los párpados, así que entró directo a la ducha para lavarse la cara y masajear su adolorido cuerpo con el agua caliente.

Una vez aclarado el rostro bajo los múltiples e intensos chorros de agua, pudo abrir los ojos y al ver sus manos rojas no logró evitar el grito que le hizo doler aún más la cabeza. Estaba demasiado nerviosa, mientras descubría que casi todo su cuerpo estaba cubierto de sangre seca, sentía un asco que nunca había experimentado y un miedo que le erizaba toda la piel, y a pesar de que el agua era suficientemente caliente para no ser tolerada por el común de los humanos, Daniela sentía que unos latigazos fríos le recorrieron la espalda y las piernas. Se frotó con la esponja y la sangre le destiló incluso del cabello, donde terminó formando una espuma rosada con el champú.

Estaba aterrada, pensó que se había caído y roto la cabeza con algo, que por eso había despertado en el suelo, pero por más que se revisaba no encontró indicios de heridas. Se terminó de bañar desesperada y salió de la ducha sin secarse para revisar su cuerpo frente al espejo, pero sólo consiguió unos moretones en la parte interna de los brazos y sobre la rodilla izquierda, de resto estaba intacta, adolorida y asustada pero sin cortadas ni golpes de importancia, porque sabía que debido a su fragilidad capilar, era común que se encontrara moretones en los brazos y las piernas, más aún considerando que había dormido en el suelo. Se revisó la nariz, se tocó en todas partes, en todas, pero estaba normal. Allí su dolor de cabeza se intensificó a tal punto que temió desmayarse, sentía que el rostro se le dormía, tomó la toalla y se envolvió en ella antes de sentarse en el suelo para terminar acostada, hundida en un llanto ahogado producto del dolor y el miedo que la invadieron sin explicación.

Pensó en su madre, quiso que estuviera con ella, la extrañó tanto que olvidó que prácticamente no la había conocido porque había muerto cuando ella sólo tenía cuatro años. Fue entonces que entendió que aquella sangre no pudo haber sido suya, que había amanecido llena de la sangre seca de alguien más. Quiso recordar lo que había hecho la noche anterior pero no consiguió ningún recuerdo, ni de aquella noche ni de ninguna en específico, su temor fue mayor al encontrarse tan desorientada que sabiendo dónde estaba y quién era, no tenía ninguna idea de qué le había pasado. Se dio cuenta también de que tampoco sabía qué día era. Todo esto fue demasiado para ella, por lo que terminó desmayándose aún mojada y en posición fetal sobre el piso del baño.

Cuando volvió en sí, Daniela ya no sentía el dolor de cabeza, sólo un vestigio raro de la jaqueca previa, una molestia que le parecía insignificante en comparación a los dolores musculares. Sentía como si hubiera corrido un maratón, no había movimiento que no le causara dolor. Recordó que había despertado sucia de sangre ajena y trató de mantenerse calmada, quiso pensar y tampoco esta vez lograba recordar nada reciente. Miró a su alrededor buscando pistas que le indicaran qué había ocurrido y sólo encontró junto a ella, una blusa y un pantalón manchados de sangre. “Quien haya sido, seguro se  desangró encima de mí”, pensó mientras se incorporaba para caminar hacia la cocina tratando de dominar los dolores a cada paso. Una vez frente a la nevera pudo ver la hora en el microondas, pasaba de las cinco de la tarde, había quedado inconsciente casi todo el día. Se comió los restos de un sándwich que había en la nevera y se tomó un vaso de leche. Tenía mucha hambre pero también sentía náuseas, así que trató de comerse todo lo más rápido posible para poder recostarse en el sillón de la sala, porque entre los dolores y el mareo, temía caerse de nuevo.

Entendía que tenía un problema de memoria, suponía que de la memoria reciente, aunque no podía estar segura de cuánto tiempo tenía en ese estado. Cada intento por recordar algo la angustiaba más y la imagen de aquella sangre la desesperaba. Decidió llamar a su única prima, que además era psiquiatra y podía ayudarla, pero no recordaba su teléfono. Llamó al número de información y luego de preguntar por la fecha y asustarse aún más al escuchar la respuesta, tomó nota del número de teléfono de la casa de Alejandra Saglimbeni, a quien llamó inmediatamente para pedirle ayuda.

- Aló…

- ¡Aló! ¿Alejandra?

- ¿Daniela? ¿Eres tú?

- Sí prima, ven a la casa por favor… no estoy bien…

- Claro prima… ¿Pero Dónde estás? No sé dónde vives, no sé nada de ti desde que murió mamá, hace seis años que andas desaparecida de nosotros…

- No sé Ale, vente, ayúdame por favor, no sé nada… vente a la casa…

- ¡Ok! ¿Pero adónde Dani?

- ¡Al apartamento de mi abuela!

- ¿Estás viviendo en el apartamento de La Florida? ¿Eso no lo vendieron?

- Sí, no sé, aquí vivo… vente rápido, me duele todo el cuerpo y perdí el conocimiento temprano por un dolor de cabeza muy fuerte con el que desperté… ¡Ayúdame que estoy desorientadísima y tengo mucho miedo!

- ¡Tranquilízate, seguro es por la impresión, acuéstate que salgo ya mismo para allá! ¡No llores que todo estará bien prima! ¡Te quiero!

- Igual yo, gracias y apúrate…

Aún con aquella angustia y sus dolores, Daniela no pudo evitar arreglar un poco el apartamento, odiaba el sucio y no podía dejar que su prima la viera tan mal, debía ordenar un poco los cojines del mueble y, por supuesto, meter en la lavadora la ropa ensangrentada, que tanto la asqueaba y asustaba, con el ciclo más intenso y con todos los detergentes y quitamanchas con que contaba en su despensa. Cuando sonó el intercomunicador, no sólo la ropa estaba por terminar de lavarse, sino que ya se le había calmado un poco el dolor del cuerpo, consecuencia obvia de la casi sobredosis de calmantes y relajantes musculares que se había tomado, así que contestó más repuesta pero igual de nerviosa por dentro.

- ¿Sí?

- ¡Abre Dani, soy yo!

- Ok, sube…

La espera frente al ascensor se le hizo eterna, pensaba en qué podía decirle a su prima, temía estar volviéndose loca. ¿De quién había sido esa sangre? Ella era licenciada en administración, no bioanalista, de hecho, no había visto tanta sangre, al menos no desde el accidente en bicicleta en el que atropelló a su mejor amiga y la derribó hacia una cerca de alambres de púas que bordeaba el parque de su urbanización. ¿Será que esta vez también había auxiliado a alguien herido y por eso se había empapado de sangre? ¿O será que esta vez también había herido a alguien y por eso se había empapado de sangre? Decidió que hasta no recordar lo que había pasado, no mencionaría aquel detalle de haber despertado ensangrentada. Total, con lo loca que estaba, eso bien podría estar relacionado con algún ritual espiritista o hasta satánico y, en el mejor de los casos pero posiblemente el más asqueroso de todos, aquella sangre podría ser de algún animal, como una gallina o un perro. Como fuera, se concentraría en el otro problema, en el de “ser una rolo de loca desmemoriada”.

- Hola Dani, déjame abrazarte prima bella… ¿Cómo te sientes?

- Hola Ale, no sé, vente que no puedo estar mucho tiempo de pie porque tengo unos mareos de loca preñada y no quiero caerme al piso de nuevo… Esto ha sido muy fuerte y no sé qué hacer…

- ¿Que estás embarazada? 


- No chixca, es un decir... ando mala...


- Ok, pero ¿Te caiste? ¿Te golpeaste?

- Sí, no sé, supongo… lo cierto es que desperté con un dolor de cabeza terrible, no soportaba los ruidos ni la luz… me bañé y tuve que acostarme en el piso porque temía que me explotara la cabeza… estoy loca prima, imagínate que no sabía ni qué día era hoy y aún no recuerdo nada de nada, no sé nada reciente…

- Tranquila prima es normal, ven y acuéstate…

- ¡Coño! ¿Cómo que normal? Estoy loca y desmemoriada… eso no es nada normal, lo que me está pasando es una súper cagada vale…

- Tranquila… dime qué es lo último que recuerdas haber hecho o haber visto…

- No sé Ale, estoy en blanco, ni siquiera te recordaba catira, sé que mi tía murió de lo del cáncer, pero no recuerdo el funeral… y esto de hoy me tiene mal…

- Ok, relájate y piensa con calma a ver  qué recuerdas, qué hiciste o qué viste… mi pelo es así desde diciembre que me volví una loca Shakira y hasta me puse estas extensiones… y del funeral de mamá, no lo puedes recordar porque no hubo, ella quería que la cremaran sin shows mediáticos ni lloraderas… vainas de mami, así que tranquila, ¿No ves que todas estamos algo locas en esta familia? Hazme caso, relájate y trata de pensar con calma y cuando puedas hablamos... Tómate esto y descansa un poco que yo no me muevo de aquí.

Daniela durmió profundamente, como si efectivamente hubiera corrido en aquel maratón en el que nunca participó, mientras que Alejandra la cuidaba, entre preocupada y triste por ver a su única prima en aquella situación. Cuando despertó estaba más tranquila aunque sólo recordaba detalles corrientes, como haber comido en tal o cual sitio o haber visto tal o cual película. No había en su mente nada relevante ni definitivo, así que su prima decidió hablarle para ayudar a aclarar los hechos y apoyarla en ese trance de recuperar sus recuerdos, al menos más recientes.

- Daniela, no te angusties, tu memoria se irá componiendo gradualmente… es común en casos como el tuyo que la mente trate de protegerte y te esconda detalles que te resulten dolorosos o muy duros de asimilar, pero eso debe ser algo temporal…

- ¡Pero me da miedo esta vaina marica! No puede ser que yo ande en el aire y perdida como una loca más… ¡Hoy amanecí triple loca y eso no puede ser!

- No te preocupes, que no estás loca y esto se te pasará… seguramente que por estar tan alejada de la familia, sientes, además del dolor natural de la pérdida, alguna culpa o resentimiento hacia ti misma por lo que pasó…

- ¿Qué pérdida? ¿De qué hablas?

- De lo de mi tío… lo de tu papá… seguro viste la noticia temprano y eso te dejó trastornada… y no es para menos…

- ¿Qué paso con mi papá?

- Ok, Daniela, escúchame con calma y trata de no alterarte, yo estoy contigo y todo estará bien…

- Sí, ¿pero qué le pasó a mi papá?

- Aún no sé todos los detalles y seguramente sea como lo que viste en las noticias esta mañana, a mi tío lo consiguieron muerto anoche dentro de la casa y parece que se trató de un robo, que él se defendió como pudo, pero los asaltantes estaban armados con cuchillos y él no logró salvarse. Una vecina le dijo a mi papá que ya arrestaron a un vigilante de la urbanización y a otro tipo, que parece que era su cómplice, supongo que tenían en la mira a mi tío Rogelio y sabían que vivía solo… lo cierto es que parece que tenían el reloj y la cadena de mi tío, además como que les encontraron sangre en los zapatos, así que seguramente se cambiaron de ropa pero no de zapatos… no se sabe todavía…

- No puede ser, esto no puede ser…

- Bueno prima, me dijo la señora Carmen, la vecina del frente, que ella escuchó a los policías decir que no habían encontrado puertas forzadas ni cerraduras violentadas, así que piensan que esos malandros debieron tener de cómplice a la muchacha que iba entre semana a limpiar y cocinar, porque parece que era la única que también tenía llave de la casa de mi tío…

- No vale… esto es demasiado…

- Yo sé que esto es terrible y que te debe haber impresionado mucho, pero tienes que ser fuerte, además no estás sola, yo te acompañaré a la morgue y me encargaré de lo que necesites con la funeraria y esas vainas. Tranquila que de todo se sale y tú despertarás un día y habrás superado toda esta pesadilla.

- No prima, de esto no podré despertar...





3 Response to "Despertar (Daniela II)"

eKKa dijo...

Esa si estaba loca perdida..... No recordaba... o mas bien no queria recordar, a mi en vez de loca me parece VIVA!!! jajaja muy bueno!!! como todo lo que escribres... me gusto full

Rodney Gardie dijo...

jajaja como creepy loca la vaina...

@ncola77 dijo...

Excelente como siempre..!!! merece continuar...

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